El cine latinoamericano tiene un espectro importante de obras que destacan por una forma de narrativa muy propia, en esta variedad de obras «El Lado Oscuro del Corazón» aparece como una película singular que desafía convenciones y se sumerge en las profundidades de la poesía y el amor. 

Dirigida por Eliseo Subiela, esta producción argentina de 1992 es un poema visual que invita a la reflexión sobre la naturaleza del amor, la creatividad y la existencia misma. Su protagonista Oliverio, encarnado magistralmente por Darío Grandinetti, es un poeta bohemio y soñador que deambula por las calles de Buenos Aires en busca del amor verdadero y la poesía pura en un mundo donde la realidad y la fantasía se entrelazan de manera surrealista.

La película nos sumerge en un viaje poético a través de los ojos y el corazón de Oliverio, mientras se encuentra con una serie de personajes peculiares que desafían su percepción del mundo y del amor. Desde la enigmática Ana, interpretada por Sandra Ballesteros, hasta el excéntrico y visionario Arturo, encarnado por Nacha Guevara; en cada encuentro Oliverio tiene la oportunidad de explorar nuevas facetas del amor y la creación poética.

El lado oscuro del corazón tiene una estética visualmente deslumbrante y una banda sonora evocadora que enriquece aún más la experiencia cinematográfica. Es una película que nos recuerda la belleza de perderse en la búsqueda de lo inalcanzable, de perseguir nuestros sueños y de encontrar la magia en los rincones más oscuros de nuestro propio corazón.

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